No soy buena con las cartas
mucho menos con las palabras
he cometido tantos errores
que deje de contarlos.
Lo peor es que no sabía quién era
cuál sería la puerta por la que saldría
y siempre regresaba a la misma historia
con la misma mente lujuriosa.
Bañada en el manto del dolor
y la nube de la confusión
sin darme cuenta que esa no era la solución
y solo me ocasionaba más temor.
Al mirar mi reflejo en el espejo
veía a un ser repulsivo
algo que debía ser exterminado
y posteriormente enterrado.
La decepción me consumía
y los fantasmas me deprimían
no encontraba la escalera que me sacaría
donde mis verdugos me escondían.
Como si todo fuera incandescente
tuve que escapar para salvar de mi alma
la poca pureza que me quedaba
ahora solo me esfuerzo por no caer nuevamente.
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