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miércoles, 4 de noviembre de 2020

Detrás de su mirada - Curiosidades

 Detrás de su mirada es un libro que decidí escribir debido a que mi gatita Tsuki falleció de manera injusta. Muchos gatos míos y conocidos han muerto de la misma forma, otro claro ejemplo es Melvin, pero Tsuki compartió muchos momentos únicos conmigo, llegó a ser mi única amiga real.

Nunca he tenido suerte conociendo personas, siempre dicen que soy muy abrasiva, empalagosa, les harto, otros dicen que no hablo, que no les gusta la gente que no habla, que estoy loca. En fin... mi vida no ha sido normal, yo no tuve una madre y/o padres a mi lado, con hermanos, como la mayoría de las personas, pero si tuve gatos y en especial perros por montón.
Desde que nací siempre hubo muchos perros es mi casa, uno que otro gato, los gatos no se me hacían tan lindos, un día arrojaron un gatito a mi casa, yo tenía como 10 años y mis cinco perros lo mataron, estuve muy triste y comencé a odiar a los perros.
Sin embargo, seguí teniendo muchos perros y un día encontré a un gatito en la calle, siempre fui una niña sola, mi abuelita y esos animales eran mi única compañia. Me venía sola de la escuela, no le interesaba a nadie si me atropellaban o pasaba algo, salvo a mi abuelita y eso a medias, solía ignorarme y me refugiaba en mis mascotas, platicaba con ellas y me respondía en su lugar, haciendo voces graciosas, algo similar a lo que hacen Cristoph con Sven en frozen. Entonces un día, a los 18, una media hermana me preguntó que deseaba de regalo de mi santo y le pedí un gato negro, jamás había tenido uno y me hacía ilusión, quería sentirme malota como en las aventuras de una bruja desastrosa y al final me pasó igual que a Mildred, resultó que ya no había más gatos negros y me tocó uno muy claro, casi blanco, al que llamé Tsuki.
Vivía en mi habitación conmigo, me dediqué plenamente a ella, nunca quise tanto a nadie como a ella, era mi amiga, mi compañía, mi todo y un día, después de doce años, unos desalmados decidieron envenenarla y pensé; vivimos grandes cosas, necesito que el mundo las sepa. No importa si creen que soy una rara por tener una vida diferente, esas mascotas me dieron el cariño y el hombro para llorar que muchos humanos no hicieron. Para aclarar, mi madre se fue e hizo una familia nueva, de allí que tenga medias hermanas, pero ella siempre nos despreció a mi abuelita yal morir esta última, solo se preocupó por pelear su dinero.
Nunca vino a verla cuando estaba enferma, ni al hospital, porque según ella estaba lejos, no tenía tiempo o estaba muy gorda, pretextos baratos al final de cuentas, pero Tsuki y Timo, mis gatas, estaban allí para darnos ánimos.
Por eso necesitaba dedicarle ese libro a Tsuki y mi problema con el síndrome de Noé.

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